HOMENAJE AL MAESTRO Y AMIGO – JORGE A. ROJAS
Fue fácil organizar este libro-homenaje a Roland Arazi, porque cuando surgió la idea de conmemorar su cumpleaños con este obsequio, al tomar contacto con los amigos que gentilmente colaboraron con su aporte, la respuesta inmediata de todos y cada uno de ellos fue de abierta predisposición y de agradecimiento, porque nadie quería estar ausente.
Así, todos los autores que participan, nacionales, extranjeros, de la procesalística local, como de otras ramas del Derecho, dan cuenta de lo que significa Roland Arazi en el mundo jurídico, que desde luego excede las fronteras del Derecho Procesal. Personalmente no puedo dejar pasar la oportunidad de compartir la alegría que siento por la intervención que me cabe en este homenaje, porque si bien crecí en la docencia y descubrí el Derecho Procesal de la mano de mi querido maestro Enrique M. Falcón, fue Roland Arazi quien me hizo un espacio en el gran mundo que existe más allá de la Facultad de Derecho, sobre todo cuando recibí su primera invitación a comentar el Código Procesal de la Nación.
Todavía recuerdo la emoción de aquellos días y mi impresión mayúscula cuando recibí semejante convite, y tal como sucede algunas veces, la vida nos permite conocer y descubrir personas que nos con-mueven por su amistad, su conocimiento, su generosidad, su honestidad y tantos otros valores que desde lo humano, como lo académico o científico, realmente nos hacen sentir su presencia, modificando a quienes las rodean. Por eso, si éste puede considerarse un homenaje a sus primeros 80 años, lo quiero hacer desde el corazón, compartiendo con él algunas reflexiones que también supimos conversar en tantos viajes que hicimos juntos por todo el país.
Para ello no puedo más que caer en un lugar común y decir gracias querido maestro, por tus enseñanzas, que no se circunscriben sólo al Derecho Procesal, sino que me ayudaron a crecer como persona, y ésa es una faceta que siempre te caracterizó, con lo cual no sé si alcanza escribir un trabajo como homenaje, pero todos los que te queremos bien decidimos transmitírtelo de esta manera, que es la que va a permitir el mejor registro de nuestro cariño y aprecio.
Si bien no puedo arrogarme la representación de todos los participantes en la obra, la admiración es unánime. Es la cosecha de vivencias personales, clases, conferencias y congresos compartidos, consejos oportunos y enseñanzas reveladoras, desde la letra y la palabra. Por eso todos los que te rinden homenaje lo hacen desde la acción que perdurará en forma de libro. Y eso se debe a tu bonhomía como persona, tu nobleza, la amistad que supiste sembrar en toda tu trayectoria y merced al apoyo que nos brindó la editorial, a través de Isaac Rubinzal, quien también te guarda un gran afecto y nos permite hacerte este regalo como merecido homenaje. Gracias, Roland.
JORGE A. ROJAS
Buenos Aires, octubre de 2016